Una parte no utilizada del cementerio se sometió a un lavado de cara. La zona se rellenó para dar cabida a más tumbas. La superficie plana se convirtió en césped y se rodeó de una pasarela de pizarra. El talud se plantó con una mezcla de plantas perennes tolerantes a la sombra (funkia, malvarrosa, helechos, etc.) y arbustos de hoja perenne (seto de laurel y boj).